Halloween
nace de una celebración celta llamada Samhain, el día más
importante del año en el que se celebraba el final de la cosecha. La
palabra samhain significa
‘fin del verano’ en gaélico antiguo (la lengua celta de la que provienen
los idiomas celtas modernos, como el irlandés). Con el Samhain comenzaba el
nuevo año, que empezaba en la estación oscura (al contrario que el año romano que empezaba en marzo
con la primavera). Los antiguos celtas creían que la
frontera que une a este mundo con el más allá se estrechaba con la llegada
del Samhain y los espíritus podían saltar de un lado a otro. Por eso la
celebración consistía en honrar a los ancestros familiares y ahuyentar a los
espíritus dañinos: los celtas se disfrazaban para para que los malos espíritus
no les reconocieran como humanos. Pero sobre todo y en esencia, el Samhain
era una celebración agrícola en la que se hacía balance de los suministros de
alimentos que había dejado la cosecha y de las
provisiones disponibles para pasar el invierno.
Con la romanización, las tradiciones celtas se romanizaron y
después se cristianizaron, y el Samhain pasó a ser la celebración de Todos los
Santos (la
palabra Halloween originariamente era “All Hallow’s Eve”,
es decir, víspera de Todos los Santos). Sin embargo, algunas zonas de España
mantuvieron el espíritu pagano original de la celebración: algunos
testimonios hablan de que en Mieres (Asturias) se celebraba el Día de
los Difuntos dejando velas y comida en los caminos para alumbrar a las ánimas
que transitaban esa noche en procesión con la Santa Compaña (también
llamada Güestia)
. Otras fuentes hablan de banquetes en las tumbas de
antepasados y de castañadas en las que se dejaban castañas en los
sepulcros como alimento para los muertos. Incluso en algunas zonas
de Galicia(donde se
mantiene el nombre de Samaín), era tradición que la noche del
31 los niños tallaran calabazas y pidieran dulces de casa en casa. Son
tradiciones autóctonas no tan distintas a las que hemos visto en tantas series y películas
americanas.
Como tantas otras festividades (San Juan, Navidad o Semana
Santa), las aparentemente celebraciones cristianas no dejan de ser
tradiciones paganas muy anteriores al cristianismo. El origen celta de
Halloween nos recuerda que nuestras tradiciones son heredadas de culturas ancestrales
que organizaban sus celebraciones en torno a la vida cíclica del campo y las
estaciones.
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