lunes, 2 de marzo de 2015

Mesopotamia III: Religión

Las religiones que se sucedieron a lo largo de los siglos eran politeístas. Cada ciudad adoraba a sus propios dioses que podían estar asociados a las fuerzas de la naturaleza o a los oficios. Podemos destacar como  ejemplo al dios Marduck, que fue el principal dios de la Babilonia de Hammurabi.

Se construía un templo que era gestionado por los sacerdotes. En el templo se acumulaban riquezas y se ofrecían sacrificios y ofrendas a los dioses. El templo se situaba en la terraza mas alta del Zigurat y solo tenían acceso a el los sacerdotes y la realeza.
Algunos de los dioses fueron:
  • Anu: (el cielo)
  • Enlil (el aire)
  • EnKi (la tierra)
  • Ea (mar)
  • Utu (sol)
  • Nanna (luna) en Ur
  • Ningirsu en Lagash
  • Ishtar en Uruk

Las religiones de Mesopotamia han influido, además, en nuestra cultura, ya que en los relatos de la Biblia se incluyen referencias a mitos mesopotámicos tan famosos como el del diluvio.

El zigurat, con su forma que se elevaba hacia el cielo, llevó a los judíos a imaginar el mito de la torre de Babel. Realmente se trataba de una construcción que parece que cumplía un cometido religioso y servía como observatorio astronómico.

Los más antiguos relatos míticos de la humanidad que conocemos surgieron en Mesopotamia. Tienen forma de poemas en los que los protagonistas son dioses y también mortales que buscan algún tipo de gloria como la máxima sabiduría o la inmortalidad. En ellos se nos cuenta cómo se creó el universo, cómo fue creado el ser humano, los castigos a los que fue sometida la humanidad por molestar o no obedecer a los dioses y las luchas que mantuvieron los propios dioses entre sí. Estas historias servían para explicar el mundo, su origen y la organización de la sociedad.

El Poema de Gilgamesh, uno de los relatos más destacados, cuenta las experiencias de este joven rey de la ciudad de Uruk. Era el hijo de una diosa y un mortal y fue en busca de la inmortalidad. En esta búsqueda, Gilgamesh habló con muchos dioses y la diosa Ishtar se enamoró de él, por lo que conoció secretos ocultos hasta entonces para los mortales. Se convirtió en el ideal de héroe para todos los mesopotámicos y el primer héroe con nombre de la literatura mundial.


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